Son piezas decorativas de cemento pigmentado que van formando mosaicos en el suelo siguiendo un mismo patrón. Aunque se sabe que su aparición en el mundo de la construcción es a mediados del siglo XIX, se generalizó en toda Europa en los años cincuenta.
Ahora vuelve a recobrar protagonismo gracias a las tendencias vintage y tanto para exterior como interior, su función es no dejar indiferente a nadie.
Entrar en una casa y pisar el cemento pigmentado, que da color, que da luz y que transporta a tiempos pasados no tiene precio.
Como con todo lo bello es delicado y requiere de cuidados, pero como siempre os digo, para mi eso es un valor añadido. Cada baldosa esta hecha de forma artesanal y de una en una. Pero no hace falta que os comente que se fabrican piezas de cerámica que las imitan bastante bien y no requieren de casi ningún cuidado; yo sin ninguna duda apuesto por la baldosa original
Cada vez son más deseadas y no solo para colocar de forma integral en los espacios, se pueden colocar como alfombras en lugares estratégicos para resaltar alguna pieza de la decoración y mezclar con madera u otro suelo. También para revestir fragmentos de pared en baños o cocinas, incluso como decoración en paredes de otras estancias.
Opuesto a lo que podemos pensar esta baldosa hace una pareja perfecta con mobiliario vanguardista o contemporáneo y aporta un toque retro irresistiblemente original.
Os dejo estas imágenes y un besazo.
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"Encuentra tu propio estilo, ten un espíritu abierto y cree en tu propia belleza"
Francois Nars
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